El nombre del municipio corresponde a un destacado Teniente de marina originario del puerto de Acapulco, que siendo estudiante de la Escuela Naval de Veracruz murió históricamente defendiendo el país de la invasión norteamericana en 1914.
La cabecera municipal es Zihuatanejo, cuya palabra de origen purépecha formada por tres vocablos; itzi-cerro y nejo-color amarillo, que en conjunto significa "??Agua del cerro amarillo"?. Otra versión le atribuye el significado de "??Mujerzuela"?.
El territorio, como la mayoría de las poblaciones y municipios de la Costa Grande, fueron parte de la provincia prehispánica de Cuitlatepan, cuyo territorio fue muy amplio, pues se extendía desde las proximidades de Atoyac por la costa hacia el poniente y hasta los límites con la provincia de Zacatula; contenía la parte, hoy guerrerense, de la sierra Madre del Sur y hasta los límites con los estados de Michoacán y de México.
Cuitlatacapan, tuvo dos sitios marítimos, según Orozco y Bernal: Petatlán y Cihuatlán, éste un lugar muy próximo al actual Zihuatanejo, de donde tomó ése nombre.
En la época prehispánica, el área estuvo habitada por un pueblo progresista y trabajador, el de Cihuatlán, localizado en un valle formado por los ríos de Pantla y de Ixtapa, al oeste del hoy Zihuatanejo, que a la fecha no existe, pues fue abandonado por sus habitantes, raíz de las primeras invasiones mexicanas que llegaron de Tenochtitlán y sometieron tributo a Cihuatlan.
Cuitlatecapan, en lengua náhuatl, significa "río en donde hay excremento", aunque la idea no fue precisamente esa denominación literal, sino la de río de oro; "??en donde hay oro"? y en efecto, en la sierra Madre del Sur, al noroeste del actual Zihuatanejo, nace un río que desciende por la vertiente norte de la sierra, y se denomina a la fecha río de Oro y que es tributario del río Balsas medio.
Los cuitlatecos como la mayoría de las etnias que poblaron la costa occidental de Guerrero, no se interesaron en las obras que perduraran y se contrajeron a cultivar los campos y a producir artesanías singulares, como las mantas de algodón leonado que les dio fama en el altiplano y las veneras (conchas de mar talladas) que fue un adorno apreciado por los mexicas.
No existen ruinas prehispánicas en la zona; sin embargo, hay fuera del territorio municipal, en un lugar próximo de Petatlán, en Soledad de Maciel, algunas ruinas que podrían ser un juego de pelota y una pirámide, algunas estelas de roca caliza que han sido encontradas en esos sitios.
En el actual Zihuatanejo existe un área denominada "??La Madera"?, al oriente de la playa del puerto, en donde se supone hubo un adoratorio o santuario que por el número significativo de fragmentos de figurillas de barro evidentemente prehispánicas, hace suponer que existió ese santuario.
Ciertas investigaciones llevan a pensar en el Santuario dedicado a la Cihuateotl, el mito casi olmeca de la Mujer-Diosa, representando el alma de las mujeres muertas de parto o madres de guerreros muertos en combate, que escoltaba al Sol desde el cenit del universo náhuatl, hasta su desaparición diaria por las tardes en el mar.
Acerca del poblamiento del territorio municipal, existe una versión que Zihuatanejo fue un santuario dedicado a los dioses Cihuatetco, representada por la Cihuateotl de origen olmeca y que puede haber sido trasladada desde la costa del golfo.
Alrededor del siglo XV estaba habitada por dos grupos llamados chumbia y panteca, quienes explotaban las minas de sal en Ixtapan y estaban emparentados con los nahuas coixcas, quienes habían hecho su arribo al territorio estatal en el siglo XI por Zacatula, en los actuales límites de los estados de Michoacán y Guerrero.
A fines del siglo XV los mexicas conquistaron a los pueblos de la Costa Grande, integraron la provincia tributaria de Cihuatlán dentro de la cual quedó incluido el actual territorio municipal, que durante la época prehispánica tenía una población escasa, y la cabecera municipal era al parecer un santuario que sólo era visitado por los habitantes de las cercanías, para la realización de festejos de sus dioses o para el enterramiento de algún Ilustre personaje.
Los poblados más habitados eran Ixtapa, Pantal, Puchotla y Misla, posteriormente, a la llegada de los españoles, Zihuatanejo fue punto de partida para diferentes expediciones marítimas como la de Álvaro de Saavedra que llegó hasta Filipinas y descubrió Nueva Guinea.
Antecedentes Coloniales
Cuando estas tierras fueron abandonadas lentamente por sus habitantes cuitlatecos, debido a la invasión mexica, se dio la absoluta inmigración en ocasión de la presencia de los españoles.
No se tiene noticia del sitio o sitios a donde se desplazó el pueblo cuitlateco, pero no dejó rastro alguno de la región, pues su lengua, el cuitlateco, se perdió completamente, excepto algunas ruinas que apenas doce años a la fecha fueron estudiadas por profesionales del INAH.
Ixtapa fue entregada en encomienda a un hijo del conquistador Antón Sánchez; Pochutla y Tamaloca formaban parte de la encomienda; al conformarse la división política de la Nueva España, Zihuatanejo sólo fue un pequeño pueblo costero dedicado a la pesca.
Existían varias haciendas de gran importancia en sus alrededores y en ocasiones anclaban en la bahía barcos procedentes de Europa para cargar maderas y minerales.
La bahía fue visitada en aquel entonces por famosos piratas como sir Francis Drake, Dampier y Anzón, quien durante su estancia en Zihuatanejo hundió el buque español Caramelo.
En el año de 1527 Hernán Cortés habilitó tres barcos de su propiedad y los ofreció al rey de España, Carlos V. Esas naves, indican historiadores e inclusive el capitán Bernal Díaz del Castillo, en su crónica de la Conquista de Nueva España, fueron construidas en esas tierras por carpinteros de rivera españoles y sus ayudantes enviados a Cortés, aprovechando las maderas locales, principalmente roble y cedro rojo.
Aquellas naves recibieron los nombres de La Florida, Espíritu Santo y Santiago, salieron de Zihuatanejo (Saguataneo) el 31 de octubre de 1527, al mando de capitán Álvaro de Saavedra y Cerón, con destino a Filipinas, en una misión dispuesta por el rey de España, de las cuales únicamente llegó a Filipinas, la nao capitana La Florida, que jamás regresó a América, así como tampoco el capitán Saavedra ni sus tripulantes. Ese viaje inauguró el Puerto de Zihuatanejo.
La colonia trajo la nueva religión a los habitantes de los escasos sitios poblados existentes en las montañas, mismos que también desaparecieron poco a poco. Los campos fueron entonces cultivados por españoles y los bosques de maderas finas tropicales que abundaban en la zona fueron explotados en su mayoría y en particular aquellos sitios próximos a la costa, en donde podían embarcarse en buques de vela. Tampoco la colonia dejó huellas en esta zona del hoy territorio de José Azueta.
Se tiene la idea que el primer español que incursionó por ésta zona fue un servidor de Cortés de nombre Gonzalo de Umbría, que fue enviado por Hernán Cortés a explorar estas tierras de Zacatula, en busca de oro de Cuitlatecapan, narra Bernal Díaz del Castillo.
Desde luego, se mejoraron cultivos de cacao, algodón, vainilla y maíz. Surgieron algunas propiedades de españoles que aprovecharon la tierra, pero el producto principal a explotar fue la madera de cedro, el roble, el nogal, el granadillo etc., y más tarde las coníferas de la sierra media que, exportadas a Europa por la vía marítima a través del estrecho de Magallanes, daba ya estupendas ganancias.
En varios puntos de la sierra Madre del Sur, frente a las costas de este municipio hoy, se localizaban minas de oro y en particular la que posteriormente se denomino Real de Guadalupe, propiedad de extranjeros. En la vertiente norte de la misma sierra, en el vecino municipio de Coyuca de Catalán, existen aún a la fecha yacimientos acuríferos en explotación que datan de la época prehispánica.
En la segunda mitad del siglo XVI los astilleros de Zacatula se incendiaron y al no poder ser reconstruido, fue sustituido por Zihuatanejo.
Siglo XIX
En la Costa Grande de Guerrero casi no quedaron haciendas propiedades de extranjeros o criollos debido a que no hubo construcciones sólidas como en otras entidades. Particularmente en el municipio de José Azueta no a quedado vestigio alguno de las haciendas propiedad de la compañía Inguarán propiedad de los franceses con matriz en París y que era dueña de la mayoría de las tierras próximas a esta hoy municipalidad.
Las luchas armadas a partir de la Independencia no tuvieron repercusión en estas vecindades, pues el general Morelos, en su marcha desde Michoacán a la costa de Guerrero, pasó sin ningún evento importante.
En general se debía en gran parte a que esta pequeña área estaba deshabitada, existiendo pequeños núcleos en sitios próximos como Agua de Correa, Pantla, Coacoyul, etc. debido a la explotación inicial de la palmera de cocotero, traída de Filipinas por las famosas naos de China, que por muchos años constituyó la base de la economía de la costa.
En 1876 fue reorganizada la división política de la Nueva España y Zihuatanejo quedó nuevamente integrado a la subdelegación de Zacatula, dependiente de la intendencia de México. Durante la Guerra de Independencia Morelos utilizó a Zihuatanejo como puerto logístico y en 1811, al crearse por el mismo Morelos la provincia de Tecpan, el actual territorio municipal quedó integrado a ella.
En 1821 durante la monarquía, Agustín de Iturbide creó la Capitanía General del Sur, a cuyo, mando quedó Vicente Guerrero. En 1824, al instaurarse la primera República federal, Zihuatanejo perteneció al partido de Tecpan del distrito de Acapulco, a su vez del estado de México.
Al ser erigido el estado de Guerrero, Zihuatanejo formó parte del municipio de la Unión y Petatlán, así como del distrito de Galeana. El 23 de diciembre de 1953 se constituyó como municipio, perteneciendo al distrito de Montes de Oca.
Actualmente es cabecera del distrito de Azueta. Zihuatanejo ha sufrido un cambio radical en los últimos años; hace aproximadamente 30 años; no tenía más de 300 habitantes y en 1976 el gobierno federal estableció un fideicomiso para la creación del polo turístico Zihuatanejo-Ixtapa con lo que dio una nueva imagen urbanística al municipio.
Siglo XX
El siglo XX aparece en el horizonte nacional, con la aurora animosa de la Revolución Mexicana; la costa participó en ella de varias formas: En principio, fue afín a las ideas de la propia revolución y se unió a la lucha.
Debido a esos acontecimientos, se alteró el ritmo normal de vida local y hubo de sufrirse la presencia de los huéspedes de varios bandos y doctrinas, incluyendo a las fuerzas federales. Hubieron saqueos, problemas conocidos como el pillaje y vandalismo en escala menor.
Pasada la lucha fratricida, el costeño volvió al campo, al cuidado y cultivo amoroso de sus palmares, aunque aun quedaba el problema de la propiedad agrícola. Se dependía sin duda del hacendado o su personero, pronto la costa respiraba mejor al anunciarse el triunfo de la Revolución, la Reforma Agraria y el ejido.
En estas tierras, hoy municipio de José Azueta, parece surgir una nueva vida: El sueño campesino y las escuelas proliferan. La familia prudente sigue su ritmo habitual, pero se prepara y las viejas haciendas de Pantla, Ixtapa, Agua de Correa, Coacoyul, etc. se convirtieron en ejidos.
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