Antecedentes Prehispánicos
El territorio que hoy ocupa este municipio formó parte de una región lacustre, abundante en especies vegetales y animales durante la época Cenozoica, pues se han encontrado restos procedentes de mastodontes mageterios y otros corpulentos animales. A la llegada de los españoles a este territorio se encontraba habitado por uno de los grupos chichimecas más aguerridos: el de los huachichiles llamados así por usar plumas rojas o pintarse el pelo de ese color, tildado frecuentemente por los escritores españoles como: el más valiente, el más feroz y el más escurridizo. Particularmente fue el subgrupo de los salineros el que deambuló por las tierras que hoy conforman este municipio.
Antecedentes Coloniales
Entre los conquistadores y colonizadores de estas tierras están el Capitán Pedro de Ahumada Sámano quien incursionó en esta zona en 1561, el Capitán de Monroy quien luchó y expedicionó en esta región durante 47 años. Don Cristóbal de Oñate cuya muerte sorprendió en 1567 en Real de Asientos; Don Baltasar Temiño de Bañuelos y Don Diego de Ibarra dueño desde 1548 de amplias propiedades, incluyendo las tierras de hoy son parte de este municipio y que antes fueron de antigua Hacienda de El Carro. Con el surgimiento de esta finca ganadera, durante fines del siglo XVI y en los siglos posteriores XVII y XVII fue repoblándose este lugar por indígeneas chichimecas, otomíes y huastecos que de manera libre acudían a enlistarse como pastores de ganado mayores y menores, al tiempo que negros y mulatos se mezclaban entre la población, para dar origen con unos cuantos europeos a los habitantes de este municipio.
Siglo XIX
La Hacienda de El Carra vivió acontecimientos relacionados con el movimiento de Independencia Nacional desde 1808 cuando su propietario el Conde de Medina y Torres conspiraba contra la Corona Española y más tarde gente de este pueblo se unía al presbítero Guadalupe DíazTiscareño que se levantó como jefe Insurgente en 1812, después de haber albergado a Don Miguel Hidalgo y su ejército derrotado un año antes; así mismo sufría un ataque de destacamento realista que se encontraba en esta finca el 16 de agosto de 1815 y la entrada furiosa a la misma del sanguinario jefe realista Don Félix María Calleja. Al consumarse el movimiento independentista ya era nuevo dueño de esta hacienda el Conde del Jaral Don Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio, quien la había adquirido unos años antes y a quien se debió (auxiliado por su administrador Don Rafael Carrera) el auge ganadero que experimentó el Carro y la construcción del templo católico entre 1850 y 1855.
Durante la guerra de reforma y la intervención francesa entraban y salían distintos contingentes a esta hacienda por ser paso obligado entre las ciudades de Zacatecas y San Luis Potosí como J. Jesús González Ortega y Silverio Ramírez, Leonardo Márquez y Miguel Miramón, el Lic. Don Benito Juárez, el General Mariano Escobedo y el francés Dovay por mencionar a los más importantes. En esa época El Cerro fue conocido como el refugio de los liberales por el apoyo que recibían del Administrador Don Rafael Carrera. A fines del siglo XIX esta población se convirtió en municipio, vió nacer un templo evangélico y construyó la primera escuela pública que fue el inicio de un importante impulso a la educación; su productividad ganadera alcanzó los más altos niveles en pleno Porfiriato.
Siglo XX
Existía tranquilidad en la Hacienda El Carro hasta la incursión del revolucionario Nicolás Torres el 4 de mayo de 1911 cuando ese movimiento llegó a esta población y nuevamente se vieron entrar contingentes, pero esta vez fue diferente pues se estaba gestando un cambio profundo: la destrucción del latifundio y la desaparición de esta productiva hacienda, otras cabecillas como Benjamín Argumedo, Pedro Pesquera Fernández y Eulalio Gutiérrez Entre otros desfilaron por las calles de esta población. Con la desaparición de la Hacienda de El Carro vino el hambre y las enfermedades, la muerte y la emigración. La población disminuyó un 50% , al mismo tiempo que iniciaba el reparto agrario encabezado por Leocadio Guerrero, Leonidas Hernández y Constancio Salcedo.
Muchos años transcurrieron sin cambios de trascendencia hasta 1967 cuando se construyó una clínica de salud y se construyeron redes electrónicas y de agua potable. El renacimiento actual se debe entre otras cosas a los trabajos mineros en el Real de Ángeles que duraron casi 20 años y el empeño de su gente por el estudio como forma de superación, en un medio poco propicio para la agricultura.
Antecedentes Prehispánicos
El territorio que hoy ocupa este municipio formó parte de una región lacustre, abundante en especies vegetales y animales durante la época Cenozoica, pues se han encontrado restos procedentes de mastodontes mageterios y otros corpulentos animales. A la llegada de los españoles a este territorio se encontraba habitado por uno de los grupos chichimecas más aguerridos: el de los huachichiles llamados así por usar plumas rojas o pintarse el pelo de ese color, tildado frecuentemente por los escritores españoles como: el más valiente, el más feroz y el más escurridizo. Particularmente fue el subgrupo de los salineros el que deambuló por las tierras que hoy conforman este municipio.
Antecedentes Coloniales
Entre los conquistadores y colonizadores de estas tierras están el Capitán Pedro de Ahumada Sámano quien incursionó en esta zona en 1561, el Capitán de Monroy quien luchó y expedicionó en esta región durante 47 años. Don Cristóbal de Oñate cuya muerte sorprendió en 1567 en Real de Asientos; Don Baltasar Temiño de Bañuelos y Don Diego de Ibarra dueño desde 1548 de amplias propiedades, incluyendo las tierras de hoy son parte de este municipio y que antes fueron de antigua Hacienda de El Carro. Con el surgimiento de esta finca ganadera, durante fines del siglo XVI y en los siglos posteriores XVII y XVII fue repoblándose este lugar por indígeneas chichimecas, otomíes y huastecos que de manera libre acudían a enlistarse como pastores de ganado mayores y menores, al tiempo que negros y mulatos se mezclaban entre la población, para dar origen con unos cuantos europeos a los habitantes de este municipio.
Siglo XIX
La Hacienda de El Carra vivió acontecimientos relacionados con el movimiento de Independencia Nacional desde 1808 cuando su propietario el Conde de Medina y Torres conspiraba contra la Corona Española y más tarde gente de este pueblo se unía al presbítero Guadalupe DíazTiscareño que se levantó como jefe Insurgente en 1812, después de haber albergado a Don Miguel Hidalgo y su ejército derrotado un año antes; así mismo sufría un ataque de destacamento realista que se encontraba en esta finca el 16 de agosto de 1815 y la entrada furiosa a la misma del sanguinario jefe realista Don Félix María Calleja. Al consumarse el movimiento independentista ya era nuevo dueño de esta hacienda el Conde del Jaral Don Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio, quien la había adquirido unos años antes y a quien se debió (auxiliado por su administrador Don Rafael Carrera) el auge ganadero que experimentó el Carro y la construcción del templo católico entre 1850 y 1855.
Durante la guerra de reforma y la intervención francesa entraban y salían distintos contingentes a esta hacienda por ser paso obligado entre las ciudades de Zacatecas y San Luis Potosí como J. Jesús González Ortega y Silverio Ramírez, Leonardo Márquez y Miguel Miramón, el Lic. Don Benito Juárez, el General Mariano Escobedo y el francés Dovay por mencionar a los más importantes. En esa época El Cerro fue conocido como el refugio de los liberales por el apoyo que recibían del Administrador Don Rafael Carrera. A fines del siglo XIX esta población se convirtió en municipio, vió nacer un templo evangélico y construyó la primera escuela pública que fue el inicio de un importante impulso a la educación; su productividad ganadera alcanzó los más altos niveles en pleno Porfiriato.
Siglo XX
Existía tranquilidad en la Hacienda El Carro hasta la incursión del revolucionario Nicolás Torres el 4 de mayo de 1911 cuando ese movimiento llegó a esta población y nuevamente se vieron entrar contingentes, pero esta vez fue diferente pues se estaba gestando un cambio profundo: la destrucción del latifundio y la desaparición de esta productiva hacienda, otras cabecillas como Benjamín Argumedo, Pedro Pesquera Fernández y Eulalio Gutiérrez Entre otros desfilaron por las calles de esta población. Con la desaparición de la Hacienda de El Carro vino el hambre y las enfermedades, la muerte y la emigración. La población disminuyó un 50% , al mismo tiempo que iniciaba el reparto agrario encabezado por Leocadio Guerrero, Leonidas Hernández y Constancio Salcedo.
Muchos años transcurrieron sin cambios de trascendencia hasta 1967 cuando se construyó una clínica de salud y se construyeron redes electrónicas y de agua potable. El renacimiento actual se debe entre otras cosas a los trabajos mineros en el Real de Ángeles que duraron casi 20 años y el empeño de su gente por el estudio como forma de superación, en un medio poco propicio para la agricultura.
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