Epoca Prehispánica
En el extremo noroeste de Tlaxcala, se localiza el municipio de Sanctórum de Lázaro Cárdenas, que junto con los de Nanacamilpa, Benito Juárez y Calpulalpan, integran la región que toma el nombre de este último.
Tres de los 18 asentamientos del extremo noroeste de Tlaxcala habían alcanzado dimensiones de pueblos, localizándose dos de ellos en el Cerro de Ocotepec y Cerro de Altamira, en las inmediaciones de la actual ciudad de Apan, perteneciente al estado de Hidalgo y un tercero en las laderas del Cerro de San Nicolás, en el actual municipio de Sanctórum de Lázaro Cárdenas. Los 15 sitios restantes corresponden a villas y aldeas menores que dependían de los tres pueblos.
Con dimensión de pueblos, podemos citar un sitio al sureste de Apan, Hidalgo, uno al oeste de Calpulalpan, dos en el Cerro de San Nicolás de Sanctórum de Lázaro Cárdenas, uno al noreste de Apizaco, uno más en la hacienda de San Antonio Zoapilco, del municipio de Altzayanca y otro más al sudeste de El Carmen, en terrenos del actual estado de Puebla.
La Colonia.- La propiedad de los nobles, los guerreros y los templos de las comunidades indígenas que habitaron en el actual territorio de Sanctórum de Lázaro Cárdenas, desapareció cuando Hernán Cortés las repartió entre los españoles que lo acompañaron a la Conquista, dándoselas mediante encomiendas. De esta manera, desapareció el antiguo señorío de Texcoco, al que perteneció el actual territorio de este municipio.
Muchos indígenas no soportaron la exacción a la que fueron sometidos, por lo que huyeron rumbo a la región de Los Volcanes, otros más desaparecieron como consecuencia de las enfermedades que trajeron los españoles y para las cuales no contaban con defensas inmunológicas.
Los frailes se dieron a la tarea de congregar a las poblaciones dispersas. Para esa época se conocen 18 comunidades en la subcabecera de Calpulalpan, subordinado a Texcoco. Entre estas comunidades se cuenta Sanctórum (Todos Santos). La congregación era una concentración de indígenas de una región, con el objeto de mantener un control más estricto y como forma de organización laboral. A lo largo de la vida colonial, Sanctórum fue uno de los cinco pueblos que sobrevivieron como lugar de concentración. Esta congregación no debió ser muy importante, porque el edificio de la iglesia actual no data de aquella época. Sanctórum debió contar con una modesta capilla llamada iglesia de visita, la cual debió servir de base para la construcción contemporánea.
Las reformas borbónicas incorporaron a Calpulalpan y, por ende, a Sanctórum de Lázaro Cárdenas, a la Intendencia de México. Con anterioridad, había formado parte del corregimiento, y posteriormente del Partido de Texcoco.
Siglo XIX
La Independencia.- Sanctórum fue bastión de la lucha por la Independencia de México, ante el llamado que desde Dolores Hidalgo emitiera don Miguel Hidalgo y Costilla, para luchar por la libertad y la Independencia de México. Aquí encontró entusiastas seguidores el caudillo insurgente Don Mariano Aldama. Los sanctorenses, conjuntamente con los peones de las haciendas vecinas, acompañaron al caudillo guanajuatense en los diferentes enfrentamientos que sostuvo con las fuerzas realistas desde Calpulalpan hasta Zacatlán.
En la Independencia de México, Sanctórum como parte del partido de Texcoco, fue incorporado al estado de México, pero no les agradó a los ciudadanos de la región de Calpulalpan que se propusiese la ciudad de Toluca como capital del estado, por lo que el Cabildo de Calpulalpan se dirigió al de la ciudad de México, solicitando que la capital de la nueva entidad fuese la antigua Tenochtitlán. En la región había un sentimiento de lejanía y abandono, que se hizo realidad años después.
La Reforma.- Para Sanctórum y las haciendas vecinas, y en general para Calpulalpan, éstos serían años difíciles, no sólo por los enfrentamientos entre liberales y conservadores que se escenificaron en su territorio, sino por la plaga de bandoleros que saqueaban la región. Observando los sufrimientos de la población, el general liberal tlaxcalteca Antonio Carvajal, incursionó en las poblaciones de Calpulalpan, dando seguridad a sus habitantes, en quienes despertó simpatía por la causa liberal.
Siglo XX
La Revolución Mexicana.- En general, no existen muchas referencias bibliográficas sobre acontecimientos de la etapa maderista en Sanctórum, a excepción de la solicitud de más de 100 firmas de habitantes de Españita, Sanctórum y Nanacamilpa, pidiendo la nulidad de las elecciones para gobernador que habían favorecido a don Antonio Hidalgo. Otra referencia histórica corresponde a fines de la etapa constitucionalista, cuando el general Felipe González ocupó las lomas de Sanctórum con contingentes arenistas que estuvo a punto de enfrentarse a las fuerzas constitucionalistas al mando del teniente coronel Tostado, en enero de 1918.
En la memoria histórica de los ancianos de Sanctórum, existe la afirmación que la población fue territorio dominado por los hermanos Domingo y Cirilo Arenas, lo cual es muy posible, pero será conveniente indagar más para conocer cuál fue la participación de los sanctoreños en el proceso revolucionario.
Lo que sí está muy documentado en los expedientes de la Secretaría de la Reforma Agraria, es la lucha campesina por el reparto agrario en contra de las haciendas circunvecinas que habían despojado a Sanctórum del ejido asignado a la población, cuando fue congregación en los tiempos coloniales. El 25 de abril de 1917, los campesinos de Sanctórum le solicitaron al gobernador de Tlaxcala la restitución de las tierras ejidales que habían sido despojadas por las haciendas de San Nicolás el Grande, Ixtafiayuca y la Concepción Axolotepec. Como no contaban con el documento de la merced virreinal, no pudieron demostrar adecuadamente los derechos de propiedad, por lo que la solicitud fue denegada.
La solicitud de tierras produjo una división interna en el poblado de Sanctórum, entre quienes habían logrado puestos administrativos en la hacienda, lo que les daba una posición de privilegio y mejores condiciones de vida, y quienes haciéndose eco de los postulados del Plan de Ayala, primero, y después en la Ley Agraria de 1915, pugnaban por el reparto agrario. Los solicitantes de tierras debieron insistir durante el mandato del general Alvaro Obregón, quien decidió dotar a Sanctórum con 663 hectáreas, ejecutando la resolución presidencial el 19 y 20 de junio de 1921, dando posesión a 221 jefes de familia.
Epoca Contemporánea.- Las pugnas entre agraristas y antiagraristas debieron agudizarse, cuando los campesinos que no poseían terrenos ejidales solicitaron en 1932 una ampliación de la dotación. La respuesta de la administración del general Lázaro Cárdenas fue favorable, otorgándoles en 1934 un total de 1 168 hectáreas. La hacienda de San Nicolás El Grande, siendo la más afectada por la ampliación, se opuso a la misma, mediante un litigio que no tuvo éxito, porque el Ejecutivo Federal en 1937 les otorgó 2 392 hectáreas, cantidad mayor a la ampliación original de 1934. Además, los 299 campesinos recibieron 506 hectáreas de colinas y pastos para uso colectivo de la población.
Las tierras expropiadas de las haciendas estaban plantadas con magueyes, de los que se extraía pulque con gran demanda popular. De la noche a la mañana el régimen de la Revolución convirtió a los peones de las haciendas en productores y comercializadores de pulque, transfiriendo sustanciales ingresos de los bolsillos de los hacendados hacia los de sus antiguos peones. La prosperidad parecía llegar a Sanctórum. Pronto Sanctórum construyó un edificio para la casa ejidal, otro para una escuela normal, uno más para hospital, otro para el H. Ayuntamiento, un cine-teatro, etc.
Sin embargo, los líderes ejidales entre los que destacaban Pedro Martínez e Ignacio Cova, no se preocuparon por consultar con los ejidatarios si esas eran las obras que ellos deseaban. Simplemente el comisariado ejidal tomaba los esquilmos correspondientes a cada ejidatario para cubrir la 'cooperación'. Tampoco se preocuparon porque la asamblea de ejidatarios estableciera un mecanismo de control sobre el uso de los fondos, lo que fue generando un sentimiento natural de inconformidad fomentado por el viejo grupo proclive a los hacendados y quienes habían perdido el control del pueblo. Este grupo era encabezado por Isidro Candia, quien heredó el liderazgo a su hijo, más tarde gobernador de Tlaxcala.
No sólo los esquilmos fueron manejados por los dirigentes ejidales en forma autoritaria y para su propio beneficio, como sospechaba la mayoría de los ejidatarios, sino también la explotación y comercialización del pulque. Después de una tormentosa asamblea, el líder agrario Pedro Martínez, quien ocupó por primera vez el comisariado ejidal, fue perseguido y linchado por los enojados sanctoreños, quienes le acusaron de malversación de fondos y de no rendir cuentas de su administración.
Con los años, los dirigentes de las facciones antagónicas desaparecieron del escenario de Sanctórum: Ignacio Cova, fue muerto por un grupo de pistoleros a sueldo, mientras que Isidro Candia, se incorporó a la política nacional, olvidándose de Sanctórum. Pero la discordia entre los partidarios de ambos grupos fue heredada de generación en generación.
La magueyera desapareció cuando el pulque fue desplazado por la cerveza. Y, con ello, la manzana de la discordia, pero ésta no desapareció. La sustitución de la magueyera por cebada y maíz, no resolvió los problemas de la subsistencia en Sanctórum, porque la producción campesina estuvo sujeta a las condiciones climatológicas que no siempre son favorables, además de que tuvo que enfrentar todo un sistema de comercialización foráneo a la comunidad que se apropiaba del excedente económico.
Los factores internos de división y los externos de comercialización, así como la falta de honradez de los representantes de las agencias gubernamentales, sumieron a Sanctórum en un proceso regresivo que los llevó a la pobreza.
La comunidad ensayó después de los años sesenta, una serie de acciones para romper el círculo de la pobreza, sin gran éxito: una cooperativa de consumo, una sociedad de crédito, renta de parcelas y trabajos fuera de la comunidad.
No fue sino hasta 1974, cuando llegó a Sanctórum Rodrigo A. Medellín, en búsqueda de un pueblo para hacer su tesis de doctorado, que los ejidatarios, pese a las facciones y divisiones internas, orientaron sus acciones a recuperar la fe en el ejido, la tierra que era trabajada mediante contratos de aparcería con otras poblaciones limítrofes, el excedente económico que se perdía en la comercialización, la capacidad de aprender a administrar la maquinaria agrícola y los transportes para uso del ejido, la tierra que estaba erosionada y la capacidad de enfrentar la globalización de la economía. La experiencia de este promotor del desarrollo económico y social, está contenida en un ensayo que tituló: 'Sanctórum, Resurgimiento Campesino de un Pueblo de Tlaxcala', editado por la Secretaría de Educación Pública, en 1986.
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