Antes de 1440 la altiplanicie pulquera, sucumbe a la expansión mexica. Entonces Singuilucan perteneció al reino de Texcoco, el cual servía al señorío de Cacamatzin, sucesor de Nezahualcoyotl.
La llegada de los españoles en el año de 1519 trajo consigo, además de la conquista militar, la conquista espiritual. En 1523, llegaron a tierras mexicas los primeros frailes franciscanos.
En 1533 hace su aparición en tierras mexicanas la orden de San Agustín
Los religiosos de las órdenes de San Francisco y San Agustín siempre activos y en menos de medio siglo, el Estado de Hidalgo ya estaba poblado de aproximadamente 30 conventos.
En el año de 1540, siendo provincial de la orden Fray Pedro de Avila, Singuilucan y otras poblaciones del norte de la región de los llanos de Hidalgo fueron asignadas a los agustinos, quienes construyeron el claustro que hoy conocemos.
Las expediciones militares fueron pagadas por quienes participaban en ellas, arriesgando lo que poseían para ganar fama y fortuna.
La Corona de España, no ayudó económicamente a los conquistadores; por lo que los vencedores cayeron con derechos de cobrar caro sus hazañas y se repartieron las tierras conquistadas.
Dicho reparto recibió también el nombre de encomienda. Los encomenderos se sintieron amos y señores de tierras y de la propia vida de los naturales. Para oponerse a los abusos de los encomenderos la Corona constituyó otra manera de administración llamada. El Corregimiento. Recibe este nombre porque trataba de corregir a los encomenderos. Como tampoco esta medida administrativa dio resultado, los virreinales implantaron otro sistema de administración llamado “Alcaldías Mayores”, éstas eran dirigidas por un alcalde designado por la Corona. Cada alcaldía mayor, tenía bajo su jurisdicción a otras localidades, o pueblos de indios, también llamados Repúblicas de indios, porque tenían su gobierno indígena. Tal era el caso de Singuilucan, que dependía administrativamente de Epazoyucan.
En tiempos de independencia, resulta un hecho importante ocurrido el 7 de mayo de 1811, cuando el comandante insurgente Don Antonio Centeno, llegó a Singuilucan, lo primero que hizo, fue dirigirse a la Iglesia para venerar al santo Cristo de este lugar, al percatarse de que la cruz del Cristo se encontraba en pésimas condiciones, entregó al cura una bandeja de plata para reparar la mencionada cruz, repartió entre vecinos del lugar ocho cargas de trigo que llevaba consigo, puso en libertad a los ocho presos y se retiró pacíficamente de Singuilucan.
El 27 de junio de 1816, el sanguinario realista Concha, mandó fusilar al presbítero Rafael Olivera, capitán del jefe insurgente Espinosa; ejecución de la que por orden del virrey se omitió dar parte.
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