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Historia Pachuca Hidalgo

A la palabra Pachuca se le ha dado varios significados etimológicos. Algunos dicen que viene de Pachoa, que significa estrechez o apertura; otros aseguran que procede de Pachoacan, que significa lugar de gobierno; otros afirman que es Patlachiucan, concebido como lugar de fabricas y otros mas aseguran que significa lugar de lágrimas. Otras fuentes afirman que Patlachi es gobernar y Can lugar, por lo que quedaría como "??Lugar en donde se ejercita la acción de gobernar"?; de igual manera se le señala que significa "??Lugar en plata y oro"?.

Sin embargo, existe una gran controversia en cuanto al verdadero significado de la palabra Pachuca, pero aquí plasmamos algunos de estos significados y de quienes nos brindan diversas acepciones:

Baltazar Medina, en su "??Crónica de la Santa Provincia de San Diego"? publicada en 1682, señala que algunos habitantes de este lugar, decían que Pachuca es del nombre Pachoacan, que significa lugar de regimento, aunque con algún barbarismo en el idioma mexicano; porque habría de decirse Tepeachoacan.

El Dr. Horacio Rubio, señala otros significados diferentes, tales como lugar de llanto, que se deriva de la raíz. Choctia, que significa hacer llorar, y Can de locativo.

Otro, es el de lugar donde se hacen medicamentos de Patli, que significa medicina, Chihua preparar o hacer y el locativo Can, finalmente añade que la palabra de Patlani, lo que vuela y Chiuha, hacer o lugar donde se hacen objetos que vuelan.

Sin embargo, lo que puede tener importante apoyo, es el sobrenombre para la ciudad de "??La Bella Airosa"?; debido a los fuertes vientos que se filtran por las cañadas del norte.

En la etapa prehispánica, podemos señalar el sitio arqueológico llamado cerro de las navajas, en la sierra de Pachuca se han encontrado Minas de obsidiana verde y puntas de flecha, así como raspadores de ese material asociados a restos de mamut, que según estimaciones, proceden de 12 mil años a.C.

En la década anterior, se realizó en la ciudad de Pachuca un simposio sobre la obsidiana, material que es algo abundante en esta regióno, pudiendo conocer con este evento, que  una de las principales actividades del hombre ubicado en esta región del país, fue precisamente extraer y transformar este importante material lítico, así también que una vez manufacturado, se intercambiaba con otros pueblos por satisfactores de diversa índole.

Los centros principales de esta actividad industrial, tuvieron su asiento en el cerro de las Navajas en la sierra de Tulancingo y en la zona de Zacualtipán.

Los hallazgos consisten en artefactos líticos, así como un pequeño taller prehispánico de obsidiana, ubicado al Sureste del pueblo de San Bartolo,  restos de azadas, instrumentos líticos, planos de forma trapezoidal que se empleaban en la explotación del maguey para obtener fibras textiles, utilizadas en la manufactura de ayates y cordeles, para lo cual también se emplearon malacates de barro.

La cerámica más abundante encontrada en esta zona de Pachuca, corresponde a ollas y cajetes con decoración negra y amarillo - roja, sobre blanco que comúnmente se conoce como de tipo huasteco, posiblemente por identificarla con lo que actualmente se produce en la Huasteca hidalguense, pero que en realidad seria la cerámica que caracterizaría al señorío independiente de Metztitlán, lo que nos da evidencia de la amplitud de fronteras e influencia de ese señorío, extendida hasta estos lugares.

La abundancia de cerámica negra sobre rojo pulido en cajetes, platos y vasos pulqueros, nos indica, por otra parte, influencias culturales del norte del Valle de México, principalmente de la región de Texcoco.

Hacia 2 mil años a.C., los primitivos, cazadores y recolectores en Itzcuincuitlapilco (antiguo distrito de Pachuca), fueron sustituidos por grupos asentados en pequeñas aldeas dedicados a la agricultura. Las figurillas típicas de esta etapa, ya notaban evidencia que a partir de ese entonces la ocupación del área había sido continua.

Los vestigios de la época teotihuacana (200 a.c. a 850 a.C.), son unas cuantas plataformas y figuras de barro encontradas en el barrio de San Bartolo; y los del período tolteca (697 a 1116), varias edificaciones en el propio San Bartolo y en Tlapacoya.

El área de la antigua Pachuca, llega a ser de 2 kilómetros cuadrados a juzgar por la dispersión actual de los sitios arqueológicos, ya que la ciudad era un lugar obligado si se quería llegar a las populosas ciudades de Tulancingo, Tula y Atotonilco el Grande. De entonces procede, según las relaciones históricas, el descubrimiento de la metalurgia.

Cronológicamente, dominaron después los chichimecas cuyo centro religioso fue Xaltocan de habla otomí, llamaron Njunthé a Pachuca, Mafani a San Bartolo y Magotzi a Real del Monte.

Posteriormente, los chichimecas de Xólotl fundaron el señorío de Cuauhtitlán, supeditado a Texcoco, arrojaron a los otomíes a la sierra y al Valle del Mezquital mediante guerras sucesivas y consolidaron su dominio en la zona que llamaron Cuauhtlalpan, dentro de la cual queda Pachuca.

En 1174, pusieron los muros con sus señales en Pachuca, Citlatepec, Tlacotépetl y Yacatepétl (anales de Cuauhtitlán); en 1181, vencieron a los Olmecas-Xicalancas en Xaltepec y a los Ayauhtecatl de Techimatli, posteriormente, en 1182 fijaron definitivamente sus linderos en Pachuca.

En 1427, sin embargo Itzcóatl, señor de México-Tenochtitlán, busco la alianza con Nezahualcóyotl y ambos derrotaron a Maxtla, heredero de Tezozomoc. En 1430 al concentrarse la triple alianza entre México, Texcoco y Tacuba como la antigua Cuauhtlalpan, fue dividida quedando Pachuca bajo el dominio de Tenochtitlan

Según la tradición, de esta etapa proviene el inicio de la explotación de las minas de Pachuca y Real del Monte, asegurándose que fueron las minas de Xacal o Jacal y la que más tarde se conoció con el nombre de San Nicolás, las primeras en trabajarse a base de un viejo sistema llamado Torrefación o Calcinación, que consistía en prender fuego a la veta, regularmente ubicada a poca profundidad, luego se le enfriaba bruscamente con agua para que se desquebrajara, pudiendo así la obtención de una buena proporción del metal.

Pasando cronológicamente a la etapa Virreinal, por muchos años se tuvo como cierta la noticia de que Francisco Téllez, artillero llegado con Cortés en 1519 a quien apodaron el Tuerto, había sido el conquistador de Pachuca y la primera autoridad virreinal del lugar, lo que se deducía del contenido de una acta del Cabildo suscrita en la Cd. de México, el 28 de abril de 1527 dada a conocer por el profesor Teodomiro Manzano, en la que se lee "??se hizo merced de dar por servicio a Francisco Téllez, un solar en esta ciudad de Pachuca en la calle que va de la cárcel a la plaza, a la esquina frontera con el solar de Gonzalo Rodríguez"?, de lo anterior se dedujo que para 1527, la población estaba ya trazada a la usanza europea, pues alude a la existencia de calles, cárcel y plaza, así como habitantes de nombre y apellidos ibéricos, como el referido Gonzalo Rodríguez, de donde podía concluirse que los primeros pobladores españoles habían arribado antes de esta fecha, aproximándose al acontecimiento del año de 1524.

La información anterior fue sin embargo falsa, lo que pudo comprobarse después de consultar diversos documentos, entre ellos la "??Relación de Méritos de Francisco Téllez"? que obra en el archivo de Simancas España, la "??Lista de pasajeros y conquistadores"? de Boyd Bowman y desde luego la revisión de la propia "??Acta de Cabildo"?, que obra en el archivo del ayuntamiento de la Ciudad de México. En los primeros, no existe mención ni referencia alguna de la que pueda deducirse la estancia de Téllez en la región, aun más del contenido del acta aludida, no se consigna en ningún párrafo el nombre de la ciudad de Pachuca, lo que es lógico si toma en cuenta el ámbito jurisdiccional de los cabildos, de modo que el documento transcrito en varias obras histográficas, fue alterado, aumentándose el nombre de la ciudad; por tanto puede afirmarse que ni Pachuca fue conquistada por Téllez, ni mucho menos se le concedió a tal  personaje merced alguna en esta población, destruyéndose por tanto la teoría de una posible ocupación española de Pachuca hacia el año de 1524.

El descubrimiento de las minas fue realizado hasta el año de 1552, y al respecto existen dos versiones, la primera procede de una deliciosa "?Descripción Anónima de las Minas de Pachuca"?, escrita entre finales del siglo XVI o principios del XVII, dada a conocer por Torres de Mendoza en 1868, en la que se lee: "??Alonso Rodríguez de Salgado, Mayoral de una estancia de ganado menor, hizo el tal descubrimiento de minas, andando repostando en el término del pueblo de Pachuca, cerca de una estancia de cabras de Tlahuelilpa en las laderas de dos grandes cerros, llamados uno de la Magdalena y el otro Cristóbal, que tienen las cumbres coronadas de peñas vivas, como crestas y de mucha vetearía que corre de levante a poniente.

Aunque por el momento es imposible determinar con precisión la fecha exacta del descubrimiento de las minas de Pachuca, puede deducirse que el año de 1552 considerado, en diversas fuentes, es por ahora el más aceptado.

A partir de este momento, el aspecto de la población se transforma notablemente, pues empezaron a llegar decenas de operarios para emplearse en los diversos laboríos mineros, así la relación de tasaciones señala que para 1560, es decir 8 años después del descubrimiento, la población ascendía a 2, 200 habitantes, lo que significaba un incremento de casi el 300% con relación a la de 1550.

La traza de la población, fue imposible realizarla de conformidad en las estipulaciones rectilíneas y ajedrazadas que disponían las ordenanzas de la época, en razón del sinuoso terreno de su asiento, aunque sí fue determinado el lugar de edificación de la plaza Real, junto a la parroquia de la Asunción en el inicio del Valle de Tlahuelilpan, en donde se construyeron portales, oficina de oficio publico y la antigua Caja Real, todo esto ubicado donde actualmente se encuentra el Jardín de la Constitución.

El edificio de las Cajas Reales fue destinado a guardar el quinto de su majestad y el azogue.

El acontecimiento más trascendente sucedido en Pachuca durante el siglo XVI, tuvo lugar en el año de 1555 en la hacienda de la Purísima Concepción; más tarde conocida con el nombre de Purísima Chica, hoy asiento del club de tenis de la Cía. Real del Monte y Pachuca, lugar donde el sevillano, Bartolomé de Medina, pone en práctica por primera vez en el ámbito industrial, el sistema de amalgamación o beneficio de patio, que vino a revolucionar a la metalurgia y cuya implantación perdura por mas de tres siglos.

Como es lógico, la fama de Pachuca se incremento aun más a, raíz del descubrimiento del nuevo sistema que había acelerado la producción de metal de manera muy significativa.

Un primer signo de la bonanza, fue el aumento de la población en la región, derivada de la llegada de operarios deseosos de hallar acomodo en las minas, así como de los repartimientos de indígenas procedentes de sitios cercanos como Atotonilco, Actopan y Tizayuca.

Una descripción de Pachuca que fue realizada a finales del siglo XVIII por Antonio de Ulloa, en la que hacia alusión a una población compuesta en su mayoría por operarios de las minas, a las que el autor catalogó de manera inexplicable de pocas facultades, término usado para quienes no sabían leer ni escribir, así mismo se denota la reducida extensión de la ciudad.

Durante el período de independencia, se asegura que en 1813 se concede a Pachuca el título de ciudad, mediante el pago de tres mil pesos que hizo Don Francisco de P. Villaldea.

La consumación de la independencia de México, no significó de manera alguna el rompimiento de las practicas coloniales de producción y distribución de la riqueza.

En la región Hidalguense, entonces anexada al enorme Estado de México de acuerdo con la Constitución de 1824, la situación era verdaderamente caótica, sin industria de transformación, y con la crisis de la extracción, tal parecía que la zona quedaba condenada a vivir sólo de la agricultura y de la ganadería.

El tercer conde de Regla, celebró un contrato de arrendamiento y en 1824 llegaron a Pachuca los primeros ingleses que explotarían las minas hasta 1848, año en que se vendieron sus posesiones (entre ellas el edificio de las Cajas Reales) a la negociación mexicana de Mackintoch, Escandón, Beistegui, y John Rule.

En 1850, se reiniciaron los trabajos (especialmente en la mina del rosario), y ocurrió tal bonanza que Pachuca quintuplicó por la afluencia de trabajadores procedentes de Real del Monte.

Pasando al período revolucionario, se padeció carestía de alimentos, trayendo hambre y escasez de moneda. Las compañías mineras emitieron pequeños cartones con valores de 5, 10, 20, 25, 50 centavos, a los que el pueblo llamo verdes, pericos, rosas y palomas.

Los últimos hechos violentos de la Revolución registrados en Pachuca, suceden en los primeros meses del año de 1915, el primero con la entrada del General Villista Roberto Martínez y Martínez, el 24 de Enero después de haber trabado combate con las  fuerzas del General Salazar en las cercanías de Real del Monte; y el segundo, la llegada del General Martínez y Martínez, el día 9 de Febrero.

La bonanza de la minería regional, durante el período revolucionario, fue factor decisivo en los acontecimientos acaecidos en esta convulsionada década. Salvo hechos aislados, los habitantes de la comarca se dedicaron a sus labores cotidianas, convirtiéndose en espectadores de los sucesos nacionales, y aunque el reflejo de la situación  incidió sobre todo en los acontecimientos políticos, puede decirse que la vida pachuqueña transcurrió en relativa paz.

Durante la etapa pos revolucionaria en la historia de Pachuca, ligada fuertemente a la minería; siendo dividida en tres períodos: el primero de 1920-1940, que oscila entre el estancamiento y la decadencia; el segundo de 1940-1965 que se mueve entre la decadencia y el repunte; y finalmente el período entre 1965-1990 que tuvo como característica el crecimiento minero.

Después de la revolución se dan en Pachuca muchos cambios; las disputas políticas, los nuevos marcos jurídicos en los rubros hacendario y laboral, aunados a la baja de los precios de la plata en el mercado internacional, provocaron cambios en todos los ámbitos de la vida cotidiana de la ciudad.

En Pachuca hay varios edificios y templos que fueron erigidos por los españoles hace más de doscientos años, entre los cuales puede mencionarse la Iglesia de San Francisco, el edificio conocido con el nombre de "Las Cajas" que actualmente es ocupado por la compañía Real del Monte y Pachuca, "Las Casas Coloradas" que se halla ocupada por el Palacio de Justicia, además de otros varios de menor importancia. 

Pachuca disfrutó de facilidades excepcionales de transporte, proporcionados por tres distintas vías férreas y cada una de ellas daba servicio de pasajeros en la mañana y tarde; entre los destinos estaba la Cd. de México, además del servicio general para otros puntos en el estado y de la república, mientras que un ferrocarril eléctrico caminaba por tortuosa  vía hasta los distritos mineros  mas allá de la ciudad.

Como acontecimientos importantes se debe citar, los combates que durante la rebelión Huertista tuvieron como escenario las calles de la ciudad. El primero se registra el 2 de enero de 1924 cuando las fuerzas del General Marcial Cavazos, penetran las estaciones del ferrocarril Hidalgo y Central, llevándose cuatro máquinas que había en la última e inutilizando las que estaban estacionadas en las del Hidalgo; posteriormente, se da otro reñido combate en las afueras de la ciudad, huyendo los rebeldes.

Una semana después, el 10 de Enero, nuevamente las fuerzas de Cavazos  penetran en la ciudad, " A las cinco horas y veinte minutos de la mañana, dice Teodomiro Manzano, se oyen algunos tiros".  Las fuerzas revolucionarias, al mando de los generales Marcial Cavazos, Nicolás Flores y Otilio Villegas, emprenden un formidable ataque sobre la plaza de Pachuca, los rebeldes se apoderaron de varios lugares y el primer punto atacado fue el cuartel de Barreteros en la calle de Guerrero.

Los limites de la mancha urbana no mostraron alteración alguna, el periódico vespertino "El Observador" señalaba en Abril de 1938, que muchas casas abandonadas amenazaban con venirse abajo sobre la vía pública, con el consecuente peligro para los ciudadanos. Por otra parte, el gobierno del Lic. Javier Rojo Gómez, se apresuró a repartir entre los campesinos de diversos ejidos en las zonas limítrofes de la ciudad, como en Sta. Julia, El Huixmí, San Antonio, El Chacón, El Venado, Pachuquilla, La Concepción, Nopaltepec, Venta Prieta y otros que se convertirán en fronteras de la zona urbana.

Hay sin embargo, algunas construcciones públicas y privadas realizadas durante estos años, como el Mercado de La Surtidora y El Benito Juárez de 1937 y 1939 respectivamente; el del Instituto Politécnico del Estado, ubicado a un lado del Instituto Científico y Literario inaugurado por Javier Rojo Gómez en 1938, y dentro del sector privado el edificio de "La Palanca" en la plaza Independencia concluido en 1937, bajo la dirección del Ing. Felipe Spota que también  edificó otros de menor tamaño y calidad en las calles de Hidalgo, Allende y Guerrero.

Durante 1940 a 1965, los primeros años de este período se inscriben en la plena decadencia de la minería, acrecentada por los altos costos de la extracción y el beneficio, por una parte, así como la baja de su precio en el mercado, debido a los importantes gastos de la guerra; fue esto lo que obligó en 1947, a la empresa norteamericana dueña de la Compañía Real del Monte y Pachuca, a vender todas sus propiedades y enseres al Estado Mexicano, quien realiza la operación a través de Nacional Financiera.

Por otra parte en los años subsiguientes, desaparecen las cooperativas de San Rafael y Don Carlos; la primera por agotamiento de sus reservas y la segunda, en 1952, liquida a sus socios y estos venden sus propiedades al estado. De esta forma toda la actividad extractiva y de beneficio, quedó en manos de la empresa gubernamental.

Esta situación, precipitó  el aniquilamiento de la industria doméstica que prácticamente desaparece y el estancamiento del comercio citadino, generando un alto desempleo y fuertes corrientes de emigración. Entre 1940 y 1950, la tasa de crecimiento se mantuvo abajo del 1% anual.

El crecimiento urbano fue nulo y el movimiento de construcción disminuye ostensiblemente. Entre los hechos que pueden destacarse en este rubro, se cuentan los siguientes:

El reacondicionamiento del viejo edificio de las Cajas de San Rafael en las calles de Mina, para albergar a la Escuela Normal Benito Juárez, adquirido por el gobierno del estado en la irrisoria cantidad de 38 mil pesos, que fue inaugurado en 1942.

Un año después en Enero de 1943, es demolido el Teatro Bartolomé de Medina, para construir en su lugar un edificio sin mérito arquitectónico en cuyo interior se alojaba una amplia sala de cine; esta demolición destruyó la homogeneidad del panorama en la plaza Independencia y minimizo por su volumen al monumental Reloj.

La estructura urbana, experimenta los primeros cambios importantes en 1956, al ser demolido el edificio de la estación del Ferrocarril Hidalgo, donde se construyó en 1957 la Plaza Juárez, que con el tiempo se convertiría en unos de los polos más importantes de la ciudad. 

En lo que fueran los patios de maniobras de la estación Hidalgo, se realiza el primer fraccionamiento habitacional de la ciudad: La colonia del Periodista (1958) y se inicia la plusvalía de los terrenos del fraccionamiento, El Revolución (1960-1970).

En 1964, surge otra zona habitacional en los terrenos que ocupara el Ferrocarril Central: La colonia Moctezuma, que revitaliza a la Flores Magón y a la Morelos, mientras que en el oriente se desarrollan las colonias "Céspedes" y "Doctores"(1964).

En este período, el Instituto Científico Literario Autónomo de Hidalgo, se convierte a partir del 3 de Marzo de 1961 en Universidad Autónoma del Estado, ésta será una de las principales causas para cimentar el crecimiento de la ciudad en los años siguientes, dada la generación de profesionistas en áreas como el derecho, la ingeniería y más tarde el comercio y la medicina.

De 1965 a 1995, la característica sobresaliente de esta etapa, es desde luego el aumento poblacional que entre 1970 y 1980 aumenta considerablemente; recuérdese que al respecto, el censo de 1980, debido a múltiples deficiencias en su levantamiento, se considera un censo perdido, de allí que incida determinantemente en los resultados del censo de 1990.

El crecimiento en este período, se considera muy superior a los resultados oficiales y se debe a diversos factores: el surgimiento de industrias no mineras, el considerable aumento del comercio, el incremento en el aparato burocrático y la elevación de la población estudiantil en los diversos planteles de educación superior, que alcanzará cifras superiores a 20 mil alumnos, esto sin contar a la población flotante, radicada aquí y ocupada en sitios como la Cd. de México o Sahagún.

Independientemente de la construcción de diversos edificios en la zona centro y en los nuevos polos habitacionales, el ritmo de crecimiento urbano es vertiginoso, y amplía considerablemente las fronteras de la ciudad, así surgen entre otros, los siguientes fraccionamientos:

Real de Minas (1967), ISSSTE (1969), Constitución (1970-1975), INFONAVIT Vta. Prieta (1974), INFONAVIT Sta. Julia (1975), Real de Minas (1975), Plutarco Elías Calles (1980), López Portillo (1981), Aquiles Serdán (1984), 11 de Julio (1985), Pachoacan (1985), Pri Chacón (1986), Juan C. Doria (1986), Unidad Minera (1987), San Javier (varias etapas 1981, 1984, 1988, 1992), Villas de Pachuca (1989), El Palmar (1990), Piracantos (1992), Las Flores (1995) todo esto sin tomar en cuenta diversas ampliaciones a los existentes y asentamientos irregulares en las faldas de los cerros que rodean a la ciudad.

Durante este período, se registra un gran movimiento en las oficinas gubernamentales. En 1970 se concluye en la Plaza Juárez el Palacio de Gobierno y el Tribunal Superior pasa a ocupar en Junio de 1971 el edificio de la casa Rule, en tanto que la Casa Colorada se convierte en la Escuela Vicente Guerrero (1972); en 1972 la Presidencia Municipal se traslada al edificio del Jardín Constitución que habían ocupado el Poder Ejecutivo y la Cámara de Diputados, esta ultima se había instalado en su sede en la Plaza Juárez desde 1961.

En 1974 la cárcel del estado, se traslada a su actual edificio  junto al cementerio de San Bartolo. En ese mismo año se inaugura el Auditorio del Estado y el edificio de Policía y Tránsito, mientras que la Procuraduría General del Estado, se establece en la antigua sede de la Presidencia Municipal, frente al edificio de "Las Cajas".

En lo referente al desarrollo urbano, la historia reciente es rica en acontecimientos, primeramente debe aludirse a la construcción del Mercado Revolución en 1972, del Guzmán Mayer (1974) de la ampliación del Mercado de la colonia Morelos en 1975, de la remodelación del Benito Juárez en 1985 y del reacondicionamiento de los de Barreteros y Primero de Mayo en 1989 y 1990. La construcción de la Central Camionera en 1977 y de la Central de Abasto en 1980.

Entre 1993 y 1997, se han realizado gran cantidad de obras urbanísticas, que van desde la demolición del Auditorio del Estado, en la Avenida Juárez que amenazaba con derrumbarse, para construir en su lugar el Jardín Ramón G. Bonfil (1995) hasta la  construcción de la moderna y muy digna sede del Tribunal Superior de Justicia y la Procuraduría en 1997, esto sin contar la edificación del Museo del Rehilete en 1997, que amplió las posibilidades del planetario de Pachuca, construído en 1992.

Por otro lado, se amplió la vialidad del libramiento de la ciudad mediante las obras del Boulevard Luis Donaldo Colosio en doble vía de tres carriles, con cuatro puentes en los cruces con las carreteras Actopan, México, Sahagún y Tulancingo, ello además de la pavimentación de un centenar de calles, con cemento armado en diversas colonias de la ciudad.

En materia de comercio, la ciudad ha experimentado en los últimos años un giro de ciento ochenta grados, pues los comercios minoristas en el centro de la ciudad,  han pasado a ser los grandes y pequeños centros comerciales. Primero fue en 1980 la Plaza de las Américas, que albergó a la primera tienda de autoservicio (Hoy Gigante) después se construyó Perisur con la tienda Comercial Mexicana en 1991; subsecuentemente la Plaza Bella con los almacenes de Aurrerá en 1992; a este proyecto se le suma el conjunto La Joya con la tienda Sanborn"??s y Hnos.

Posteriormente, se plasmó la llegada de los grupos comerciales de SAM"??S y SORIANA, y la plaza más reciente es en la que se ubica La Mega Comercial Mexicana.

En materia de infraestructura hotelera, el incremento ha sido sustancial, no sólo por el aumento de la oferta, sino también en la calidad de los servicios. El Hotel Calinda que se estableció en 1987 y que hoy es Fiesta Inn, posteriormente el Excelencia Plaza en 1992 y la Joya en 1993, son una muestra del avance que ha transformado al antiguo Real de Minas, en una ciudad cada vez más grande que cuenta con los servicios básicos que la población demanda y hasta para el turista más exigente.

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