Pocos son los datos que se conocen de este Municipio Hidalguense, enclavado en la llamada Sierra Gorda, porción de la Sierra Madre Oriental ubicada entre los actuales Estados de Guanajuato, San Luis Potosí y Tamaulipas, habitada por tribus de Jonaces y Chichimecas, que se mantuvieron en pie de guerra, contra los diversos pueblos asentados en el valle de Anáhuac y más tarde bajo un sistema de cierta autonomía se mantuvieron como reducto, al margen de los asentamientos Españoles de la región, que bautizaron con el nombre de "Cibola".
Examinadas las condiciones de los habitantes de aquella región, se decidió iniciar un proceso de evangelización que traería aparejada la aculturación de aquellos pueblos, así la conquista espiritual de la Sierras Gorda fue intentada desde muy antiguo y desde distintos puntos.
Por el norte y el oeste la intentaron los Franciscanos de la Provincia de Michoacán desde su convento de San Pedro de Toliman y desde la custodia de Río Verde, a partir de 1583, por el sur y el este los Franciscanos de la Provincia de Santo Evangelio desde sus misiones de la custodia de Tampico y el convento de Cadereyta, en 1607.
Los Agustinos por su parte, entraron a la Sierra de la Huasteca, mientras que los Dominicos se acercaban a la misma desde el suroeste partiendo de San Juan del Río y Querétaro.
Sin embargo las misiones más importantes, se efectuaron en el siglo XVIII, sobre todo a partir de la segunda mitad de aquella canturía, emprendidas por los Franciscanos de la Provincia del Santo Evangelio y más tarde por el Colegio Apostólico de Pachuca. De esta época procede la fundación Española de "La Misión", nombre derivado de la acción apostólica llevada a cabo por los religiosos.
Para 1764 los Franciscanos habían concluido la edificación del Templo de Nuestra Señora de Guadalupe, lugar que sirvió como asiento de los misioneros que se esparcieron por toda la zona.
El templo, señala el Padre Palau fue construido por los propios indígenas que han edificado Iglesias realmente hermosas.
La falta de comunicación y debido al lo inhóspito del terreno, propició la marginación y consecuentemente al paupérrimo desarrollo del actual municipio, quedó bajo la jurisdicción del partido de Jacala tanto en lo político como en lo religioso.
Don Joaquín Noriega en su "Estadística del Departamento de México" levantada entre septiembre de 1853 y febrero de 1854, al referirse al Juzgado de Paz de Jacala señala: "Se ve en aquel lugar vestigios de caseríos que indican algunas antiguas poblaciones, y se cree que los puntos de Santa María de Los Alamos y La Misión fueron los poblados, por tener el mayor número de ruinas".
El aumento de su población y el incremento de las actividades agropecuarias, aunadas a la dificultad de comunicación, obligaron al primer Congreso Constituyente del Estado de Hidalgo a declararlo Municipio, como se constata en la documentación que se encuentra en el Archivo Municipal, cuyo documento más antiguo procede del año de 1870.
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