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Historia Almoloya de Alquisiras Estado de México

Almoloya deriva del náhuatl con las siguientes raíces etimológicas: atl que significa "??agua"?, molloni "??manar"? y yan "??lugar"?; que en su conjunto significa: "??Lugar donde mana el agua"? (Los autores Robelo, Olaguíbel y Peñafiel coinciden con el significado)

De Alquisiras, apellido que recibió el pueblo el 13 de abril de 1869, al decretar la Legislatura del Estado el traslado de la cabecera Distrital de Sultepec a Almoloya, para diferenciarlo oficialmente de los demás lugares que llevan el mismo nombre y hacer honor al único mexiquense de alcance nacional, en las luchas por la Independencia de México, en virtud de que aquí vivió y bautizó a su quinto hijo, Don Pedro Ascencio de Alquisiras.

Refiriéndose a los lugares en que por vez primera se asentó el hombre y que corresponde al territorio del actual municipio, podemos afinar que los pueblos de mayor antigüedad son: Aquiápan, Tepetitlán y Aguacatitlán, con asentamientos menores en Totoltepec, Pachuquilla, Jaltepec y cerro de Tlapexco. 

En el actual territorio habitaron matlatzincas, después los cohuixcas, los náhuas y muy probablemente los purépechas. Estos pueblos estuvieron localizados en medio de dos grandes señoríos que se disputaban el territorio: Texcaltitlán, cuyas posesiones llegaban hasta el actual Valle de Bravo, Tejupilco, etcétera y Xahualcingo que se dilataba desde Chiquiuntepec, Coatepec Harinas, hasta Zacualpan, y estaba ubicado aproximadamente donde ahora es Huizoltepec. 

Ambos señoríos, rendían tributo a la Triple Alianza Tenochtitlan-Tacuba-Texcoco, ya que desde los años de 1435-1439, fue conquistado el pueblo de Zacualpan, por su ubicación estratégica de paso hacia las zonas algodoneras y salineras de Lahuiztlán y Teloloapan, el primero de los cuales, por su rebeldía, fue arrasado totalmente por los aztecas y vuelto a poblar con mexicas. Según el Códice Talleriano Remensis, el año 1496 Ahuizotl, conquistó Sultepec, hecho seguramente muy significativo para la región, aunque la conquista de todo el occidente del actual Estado de México fue consolidada por Axayácatl diez años antes. Esta ubicación, hacía que fuera objeto de constantes incursiones de los dos bandos, manteniendo constante vigilancia en las alturas, como consta en la cima norte de la peña de Aguacatitlán en donde aun puede apreciarse un talud y basamento, con bastante pedacería de vasijas de tipo teotihuacano. La gran mayoría de lugares tiene nombre en náhuatl y sólo un pequeño cerro en términos de Tepetitlán es nombre Cóporo, que en purépecha significa "??jorobado"?, esos puntos de observación fueron habitualmente utilizados, trescientos años después por Pedro Ascensio de Alquisiras. Desde ahí podía observarse cualquier intento de invasión y dar aviso oportunamente.

De esta época data un momoscle (adoratorio) en un pequeño cerro ubicado en la base de la enorme (poco más de 3000 metros msnm) montaña que llamamos Peña de Aguacatitlán, junto al pueblo de ese nombre y que no ha sido explorado por personas expertas y sí muy saqueado por gentes inexpertas. También de ese tiempo, un enorme ahuehuete (Taxodium Mucronatum)

Desde luego, las lenguas que se hablaban, correspondían a las etnias existentes, siendo lengua franca el náhuatl y lengua mayoritaria el matlatzinca.
Recibían este nombre por la inveterada costumbre de utilizar redes para todas sus actividades, incluso para sus ceremonias religiosas. Matla, significa "??red"?, y todos los autores registran sus usos que iban desde hondas para lanzar con gran fuerza piedras de diferente tamaño, redes para pescar, como aún se usan en el Valle de Toluca hasta la actualidad, a manera de barcinas que son redes a las que se les hecha pasto seco o hiervas que hacen forma de colchón y que sirven para transportar loza de barro que son muy delicadas. El maíz principal producto matlatzinca, reconocido desde entonces, como el mejor de México, era desgranado de la mazorca metido en puñados en la consabida red y aporreado en piedras, para obtenerlo. Se habla también que los enemigos capturados en las guerras, eran sacrificados a su dios "??Cuecuex"?, metidos en una red, que era retorcida cada vez más, hasta que el sacrificado reventaba.

Este dios, era el mismo que se adoraba por toda la familia otomiana, principalmente en Jocotitlán, llamado Oztotéotl y que tenía un famoso adoratorio en Chalma, hacia donde se dirigían muchas peregrinaciones y que fue hábilmente aprovechado por los sacerdotes católicos, sustituyéndolo por un Cristo. También, Oztotéotl se relaciona con los muertos hechos dioses. En él, radica el origen de nuestra costumbre de "??muertear"? el último día de octubre y el 1° de noviembre, celebración que difiere de lo que acostumbra en la altiplanicie (nosotros pertenecemos a la cuenca del río Balsas)

Los matlatzincas no constituyeron un pueblo conquistador, aunque fueron enemigos de los purepechas y también resistieron a las envestidas mexicas. A raíz de la ya mencionada invasión de Atzayácatl, todo el valle del matlatzinco se nahuatlizó, dominando la mentalidad y control azteca. Las rivalidades contra los de Michoacán, habría de trascender hasta la conquista española.

La cabecera municipal, en ese entonces no existía, era lo que se llama un mal país, en donde nacía agua por todos lados. 

La llegada de los españoles llenó de temor a todas las etnias existentes entonces, principalmente para los mexicas, contra quienes se quejaban todas las demás, con razón, pues su dominio era férreo y despiadado. Muy pronto, a petición de Cortés, Moctezuma mandó una expedición a Zacatula, región en donde abundaba el oro en placeres, esto es, en los lechos de los ríos, atravesaron provincias muy extensas y visiblemente ricas, al decir del español Gonzalo de Umbría. Una de ellas, fue la región de Xahualtcingo, gobernada entonces por un señor Chimalpopoca, quien hábilmente advirtió el poderío de los recién llegados, así como también la oportunidad de sacudirse el yugo mexica. 

El cronista Estrada Carrión, nos relata como hacía 1529, don Hernando convocó a mucha gente de las mercedes vecinas para construir el Real de Minas de Zacualpan, en los que se distinguió el cacique de Xahualtzingo, al grado de que Cortés lo apadrino dándole su apellido. Ya en la cristiandad, se le impuso el nombre de Diego Ximénez Cortés Chimalpopoca, al que hacia 1534 se le añadió el don, pues el rey don Carlos I de España y V de Alemania, el 6 de enero le concede el título de señor de Almoloya, "??por la ayuda que presto a los españoles en la conquista de Michoacán y la chichimeca"?, otorgándole en merced, los pueblos de Capula, Ahulavaxco, Tecontitlán, Metlatepec, Aquiápan y lo que ahora es el pueblo de Plutarco González.

Esa riqueza, al paso del tiempo se diluyó, aunque sus descendientes siempre pelearon la titularidad del señorío, siendo muy reconocidos en toda la región. Fueron mineros, patronos del convento de Sultepec, etcétera. Este personaje hace que se conozca esta tierra por vez primera, llama la atención por ser la cabecera del señorío, llamándose inicialmente los Santos Reyes, aunque el tiempo y la costumbre, hicieron volver al nombre original: Almoloya, nombre al que se le agregaba "??de las Cebollas"?. Pronto se construyó una capilla y hacia 1540 ya se contaba con un sacerdote, es decir 4 años después de recibido el título.

En la Colonia no se necesitó armas para completar la obra intimidadora hacia los indígenas, pues las enfermedades nuevas que los hispanos trajeron diezmaron la población indígena, al grado de que muchos sacerdotes temieron por su extinción. Ninguna palabra es más propia para explicarlo, quedó uno de cada diez.

Las posesiones de don Diego, fueron siempre los pueblos dependientes de Almoloya, pues así se aprecia en la relación que hace el alcalde mayor de Sultepec, a don Felipe II el año de 1582; en lo futuro, serán el pie territorial para fundar la municipalidad.

En 1725, se terminó un nuevo templo en Almoloya, quedando del anterior, sólo unas esculturas en relieve que aún pueden verse en los contrafuertes del fronis.

El 29 de junio de 1786, nace en Acuitlapán, cerca de Taco, el hombre que nos daría su segundo apellido, Pedro Ascencio de Alquisiras.

Sultepec fue siempre pueblo de españoles, por lo que las noticias llegaban ahí podríamos decir, con las reservas del tiempo, de primera mano. Lo primero fue la destitución del virrey en 1808, al inquietarse los ánimos por la prisión de don Carlos IV, por Napoleón. Este hecho sacudió las conciencias de los criollos, que vieron a los hispanos cómo violaban las más sagradas leyes.

Pero el hecho más conmovedor, fue el levantamiento del padre Hidalgo, que tenía primos aquí, don Mariano y don Tomás Ortíz; quienes de inmediato tomaron las armas apoyando el movimiento. En 1812, arriba Rayón, haciendo de Sultepec el centro de los insurgentes. Con él llega el famoso doctor Coss, de los primeros periodistas mexicanos. Muchos paisanos seguramente se unen a los insurrectos, como don José Bermeo, secretario que fue de la Junta Nacional. Hace sus primeras correrías Pedro Ascencio y comienza su leyenda, que hasta ahora es de toda la región sur del Estado de México y la norte de Guerrero.

En 1817, Pedro Ascencio en la comunidad bautiza a su quinto hijo dejando la hermosa lección de que además de ser el mejor guerrillero que la nación ha visto, fue un buen padre. Se une con el padre José Manuel Izquierdo, lucha al lado de su hermano Simón, se asocia muy favorablemente con el cura de Coatepec Costales, don José María Herrera y Zariñana, quien lo apoya con toda la gente de Tlatlaya. Inventa la guerrilla agraria y casi nunca fue derrotado, muy al contrario, fue el terror de los españoles. Al final de la lucha armada, vence en dos ocasiones a Iturbide; una en territorio de Sultepec y otra en Tlatlaya el 28 de diciembre de 1820, hecho que convenció a Iturbide para hacer la Independencia junto con los antiguos insurgentes.

Pedro Ascencio, estuvo en el famoso abrazo de Acatempan al mando de la tropa, mientras don Vicente Guerrero, conferenciaba con Iturbide, señala la crónica que en contraste con las bien uniformadas tropas del rey, iban vestidos 400, y los demás encuerados, es decir, 3,600 insurgentes sin ropa.

Ascencio, murió el 3 de junio de 1821, a tres meses de la consumación de la Independencia. Su viuda recibió una pensión de Iturbide.

Por el año de 1824, la hacienda de Arcos, fue comprada por la familia Stein, mineros alemanes, de una nueva mentalidad industrial y empresarial, haciendo de su negocio, el más floreciente de la República. Aquí se procesó la famosa bonanza de la mina del Alacrán, propiedad de Roque Díaz de Zacualpan. Arcos, llegó a ser la segunda fundidora del país, sólo superada por la fundidora de Monterrey.

Al adquirir la hacienda de Jaltepec el licenciado Manuel Alas, en 1848, propiedad del coronel José María Saavedra, hizo que todas sus dependencias (ranchos y pueblos), pasaran a depender de Almoloya, segregándose de Zacualpan, hecho que ha confundido a algunos historiadores, que dan ese año como de la fundación del municipio. Así, vinieron a agregarse a Almoloya Tizates, Chiltepec, Jaltepec, Totoltepec, Plan de Vigas, entre otros, que actualmente se localizan al oriente del municipio.

Estos personajes, junto con don Severo Gorostieta, don José María Sánchez, don Jorge Figueroa, don José Vicente Cruz, hacían reuniones políticas con los ciudadanos más sobresalientes del estado en la hacienda de Arcos. Así, Almoloya conoció muy bien a los hermanos Simón y León Guzmán y a don Plutarco González. Manuel Alas y Juan Saavedra, fueron de los principales que apoyaron en el estado a la revolución de Ayutla, obviamente apoyados a su vez por el pueblo, (los descendientes de la familia, nos han mostrado listas de personas de los pueblos que eran reclutados para defender al pueblo y las haciendas)Prueba de esto, es que hacia 1859 se apareció por el rumbo don Leonardo Márquez, quien, apoyado por el sacerdote de la comunidad se pretendió levantar en armas contra el gobierno liberal. En una rápida acción, Saavedra, que seguramente había heredado la comandancia militar, derrotó al famoso "??Tigre de Tacubaya"? y apresó al sacerdote.

Hacia 1860, Manuel Alas se convierte en gobernador del estado, al decir del historiador Sánchez García, de manera "??accidental"?, no medió ningún proceso normal en su llegada a la gubernatura. Dos años después, Saavedra es diputado local Constituyente. Su hermano Manuel Saavedra es diputado federal quedándose a radicar en la ciudad de México, llegando a Ministro de Gobernación del Presidente Juárez en 1869.

Se comprenderá que estos personajes eran los sobresalientes de la comunidad que en ese entonces no pasaba de ser una ranchería sin orden, ni traza; siendo Saavedra quién promovió la deliberación de las calles, primero con territorios y construyéndose las primeras casas grandes (la de don José Catarino Vilchis inició la traza)La casa que fue de don Luis Izquierdo, estaba destinada para convento y en dos predios al poniente de la plaza se iba a construir la presidencia municipal, predios que Saavedra permutó por la parte frontal del atrio de la iglesia, comprometiéndose a construirla él, como se efectuó en 1869, de manera que para entrar al templo, había que pasar primero debajo del arco de la municipalidad. Las calles fueron nombradas con flores: clavel, rosa, azucena, gladiola, etcétera.

Seguramente ellos influyeron para que la Legislatura Local, decretara el traslado de la Cabecera Distrital de Sultepec, hacia nuestro pueblo, pero los sultepequenses armaron tal batahola que un año escaso duró el gusto, quedando la categoría de la cabecera municipal, no mediando para ello, ningún decreto, la honra de ser el primer presidente municipal recayó en el señor José Vicente Cruz, cuñado de Saavedra.

Durante todo el siglo XIX, en manos de los señores Stein, la hacienda de Arcos se convirtió en la más floreciente industria del sur de la entidad, procesando por los años cuarenta, el producto de la bonanza que tuvo la famosa mina "??El Alacrán de Zacualpan"? propiedad del sureño don Roque Díaz, de quien se dice, vino hasta este pueblo el dictador Santa Anna a pedirle dinero prestado y que se dio lujos, inauditos, como dice Rivera Cambas, al dilapidar de la manera más absurda nada menos que entre siete u ocho millones de pesos de aquel tiempo. Los alemanes, con una mentalidad ahorrativa, capitalizaron la situación.

Hacia el porfiriato, la cabecera municipal estaba poblada por gente laboriosa y trabajadora, pues en esos tiempos había dos molinos de trigo, uno de la familia Flores y uno más grande de los Gorostieta; se registra una fábrica de cambayas en Jaltepec, la familia Camacho comenzó la fabricación de jabón, a más de ser "??buscones"? (gambusinos), seguidos por los Salgados quienes también extraían aceite de ajonjolí, había tres tenerías y un apreciable movimiento comercial. Dice una crónica de ese tiempo que Almoloya tenía muchos "??capitalistas"? y que contaba con un jardín público bien cuidado.

En el Archivo del Poder Ejecutivo del Estado se encuentra (00405-V) un "??Perfil de una Red Ferroviaria en Almoloya de Alquisiras"?, del año de 1908, de autor desconocido; otro (0493-C) que reza: "??Topografía Cuestión-Tizates. Zacualpan"?, también sin autor y sin fecha. Uno más (0944-V) "??Ferrocarril de Peña Sólita a Zacualpan, Méx. Escala 1:2000. Se desconoce la fecha y el autor. Todo esto, nos da una idea de lo importante que llegó a ser nuestro pueblo, durante esta época.

Muchos pueblos de Jaltepec hacia el oriente, vivían de sembrar las tierras de la hacienda del mismo nombre, propiedad de don Germán Alas Saavedra, último vástago del ilustre don Manuel y sobrino de Juan Saavedra Marbán. Así, Tizates, Las Mesas, etcétera sembraban "??a medias"? o rentadas a precios muy bajos, como puede comprobarse, por lo que los arrendatarios, no odiaban al patrón como en otros lugares, aunque obviamente, resentían los campesinos la terrible desigualdad de posesión agraria; con mayor razón las personas de Huizolotepec, quienes siempre consideraron como un despojo la antigua posesión de Capulmanca que, se ignora como se apropió primero la hacienda de Chiquiuntepec (hubo un litigo en 1790) y posteriormente, a la hacienda de Jaltepec. Destacan en la ciudad de México, los hermanos Casto Sotelo, general artillero, el coronel Ignacio y el capitán Manuel del mismo apellido; su padre, don José Silvestre, fue presidente municipal en 6 ocasiones.

La revolución trajo caos y confusión, por los constantes amagos de las muchas facciones surgidas, siendo invadido el pueblo, por primera vez, por las fuerzas de un "??general"? Olea, en 1912. La mayor parte de 1913 y 1914, fue ocupado por zapatistas y ocasionalmente carrancistas. Como el pueblo era marcadamente de éstos últimos, el 12 de diciembre de 1915, para despedirse el zapatismo, al mando de Quintanilla quemó muchas de las casas del pueblo; ya un poco controlado el desorden, comenzó la inquietud de acabar con el latifundio de Jaltepec, encabezándolo el mismo presidente municipal de entonces don Benigno Vergara, siendo los señores de Pachuquilla y los de Tizates, los primeros en tomar de hecho las tierras de la hacienda.

Al término de los pronunciamientos rebeldes, comenzó otra etapa aún más triste, pues entre 1916, 1917 y 1918, hubo "??la gran necesidad"? como le llaman todavía los más viejos del pueblo, esto es, que no había que comer; el saqueo era ordinario y el hambre permanente, colindando con una epidemia muy terrible de influenza española en 1919.

La influencia estatal de los hermanos Gómez de Zacualpan, permite que la primera carretera que se planeó, fuera hacia su tierra, para lo que tenía que pasar por la nuestra, haciéndolo a través del entonces todopoderoso Partido Socialista del Estado de México, terminada en 1931. Vía que sirvió, para que el 11 de marzo de 1932, nos visitara el hasta ahora único presidente de la República, don Pascual Ortíz Rubio, quien junto con don Filiberto Gómez, gobernador del estado, declararan inaugurada la flamante carretera, que se hizo a pico y pala, pues no se contaba con maquinaria.

El 25 de mayo de 1933, se dotó al ejido de Agua Fría con 677 hectáreas de tierra de la hacienda de Jaltepec; el 6 de junio del mismo año, 511 hectáreas a Jaltepec (pueblo); anteriormente, el 26 de septiembre de 1929, a La Unión Riva Palacio, se le habían otorgado 1372 hectáreas y un acceso de agua muy grande; así, fue repartido aquel enorme territorio de un solo dueño, siendo beneficiados los pueblos de Plan de Vigas, Las Mesas, Cuahtenco, y Tepehuajes. La mayor parte del reparto agrario, le correspondió a Huizoltepec, ya que desde antiguo reclamaban como suya a una gran parte de la hacienda, ésta se consideraba como territorio alquisirense, pero al dotárseles, como ellos pertenecen a Zacualpan, esas tierras pasaron a su jurisdicción.

Los años treinta, fueron tranquilos y de recuperación, en ese tiempo dos paisanos triunfaban en la ciudad de México, don Edmundo Flores, que fue revolucionario y que desde 1916 comenzó a fundir guayule para fabricar objetos de utilería, convirtiéndose poco a poco en toda una fábrica de llantas "??La Mundial"?, en donde los alquisirenses encontraban trabajo con toda seguridad. Se le recuerda con mucho afecto. Otro era don José Salazar, quien hizo una gran fortuna de manera muy habilidosa con movimientos financieros, en aquella primera gran devaluación del peso frente al dólar, pues encontró apoyo en nuestro también paisano y gerente del Banco Nacional, Alberto Stein.

Lo que se llamába carretera, era una brecha abierta en pleno monte, sin revestimiento alguno que se tornaba intransitable en la época de lluvias, por lo que el emprendedor Ignacio Salgado, descendiente de almoloyenses, promovió la comunicación de todo el sur del estado a través de avionetas, construyéndose en los años cuarenta una pista de aterrizaje y despegue, con lo que se contó con otra vía de comunicación, que duró poco más de una década.

Tres diputados ha tenido nuestro pueblo, que han sobresalido en su labor de acercamiento con el pueblo: don Ignacio Bustamante, el fundó la empresa "??Dos flechas"?, que transportaba los productos hacia Toluca cada semana.

El licenciado Mario Colín Sánchez de una incansable labor y de contacto con el pueblo, por su influencia se construyó la escuela primaria que hasta ahora, educa a todos los niños del pueblo. En lo político sobresalió el licenciado Enedino Macedo. 

Volviendo al señor José Salazar, en los años treinta, donó instrumentos musicales con los que se formó una banda de música, legó al pueblo una pequeña unidad deportiva, bardeó la iglesia y el panteón de Jaltepec, donó el terreno donde está la escuela primaria y benefició a personas particulares, pues era nada menos, que el dueño de la empresa Zenit de México.

La educación, dejaba mucho que desear, estaban las escuelas en condiciones lamentables, mejoraron al consolidarse los ejidos. En 1935, cada ejido construyó su escuela en el año de 1950 gobernando Alfredo del Mazo, se construyó el centro escolar "??Pedro Ascencio"? enorme, sólido, mucho más grande que las necesidades de esa época, dando cabida a todos los niños almoloyenses, hasta la fecha; la inauguración se hizo el 15 de abril de 1950.

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