Acolman es una palabra de origen náhuatl, que proviene de ocumáitl, aculli; "Hombre"? y máitl, "??mano o brazo", es decir "??Hombre con mano o brazo"?, según el fray Jerónimo de Mendieta. En documentos coloniales también aparece como Oculma, Acuruman o Aculma.
Orozco y Berra, explica que la voz se forma de Acolli, "??hombro"?; maitl, significando el verbo ma, "??coger"? y el n verbal, que significa "??En donde se hizo o copió al hombre"?. Por su parte, Olaguíbel dice que puede interpretarse por sus componentes A del atl, agua; coltic, cosa torcida y maitl, mano, y significa "??agua que se torció con la mano"? o "??cauce desviado por la mano del hombre"?.
Un ejemplo de la presencia del hombre prehistórico en el territorio municipal, es el reciente hallazgo de un fósil humano en la localidad de Tepexpan, cuya antigüedad se calcula entre 12 y 14 mil años.
Es a los acalhuas, uno de los siete pueblos chichimecas, a quienes se les atribuye la fundación de Acolman, aproximadamente en el siglo XIII.
Acolman en la época prehispánica, fue un pueblo independiente, pero en algún tiempo, tuvo peleas con los huexotzincas, de las que resultó vencido. Sin embargo, mediante las batallas continuas logró llegar a ser un pueblo importante en el reino de Nezahualcóyotl.
Se dice que después de las dificultades que tuvieron, este pueblo
se dedicó a la cría de perros (itzcuintles), es decir, en
Acolman existió quizá el único mercado en Mesoamérica
que comerciaban perros. Los cuadrúpedos que se comerciaban eran
de tres clases: el Xolitzcuintli, el Tepeitzcuintle y el Itcuintepotzotli.
Al convertirse Huitzilihuitl en gobernador azteca, en el año
de 1396 conquistó varios pueblos, entre ellos Acolman, por lo que
este fue tributario de Texcoco.
En Acolman, como en otros pueblos, llegó su momento de cambio al presentarse la conquista española en México. Al llegar los españoles a México (año de 1519) Acolman era gobernado por Xocoyotzin.
El europeo venía a imponerse con todos los derechos del mundo aprovechándose de la supuesta misión evangelizadora adjudicada con el sistema de encomiendas, que representó más que un cambio espiritual, la total privación de la libertad para el indígena.
Durante la repartición de encomiendas, al español Pedro de Solís de los Monteros le correspondió Acolman, quién al morir heredó la propiedad a su hijo Francisco de Solís.
Por otra parte, los frailes Agustinos de la tercera orden religiosa que llegó a la Nueva España, fueron los que se aposentaron en este pueblo; prueba de su estancia en este lugar es el bello templo y exconvento de San Agustín Acolman, la construcción de este monasterio fue edificada de 1539 a 1560.
En el año de 1629 se registró una inundación por lo que el convento agustino quedó anegado, se cree que en este año empezó el desplazamiento de los pobladores ya que "el agua subió más de vara y media". En 1645 sufrió otra inundación. Para 1763 se repitió la invasión del agua y en 1772, se dio otra que obligó al abandono del templo.
Debido a las inundaciones desaparecieron Tlacuilocan, Tzapotla y Tescazonco, comunidades que se encontraban alrededor de Acolman. Las epidemias también azotaron el lugar, en 1629 y 1631, la llamada Cocoiztli, en 1779 la de viruela.
Lograda la Independencia de México, la situación del país afectaba a la población y la división política.
En 1876 se desarrollaron cambios trascendentales en la Presidencia de la República, y en el Estado de México se dictó, en materia municipal, el decreto núm. 29, en el cual se concedía el traslado de la municipalidad al pueblo de Xomotla; en el decreto núm. 9, el gobierno del estado dispuso nuevamente que se trasladara la cabecera al pueblo de Acolman, quedando en el lugar llamado El Calvario, ya que se había inundado el templo y la plaza. Es así como a partir del 6 de septiembre de 1877, se ordenó que el municipio se llamara Acolman de Nezahualcóyotl. Actualmente el municipio lleva el nombre de Acolman y la cabecera Acolman de Nezahualcóyotl.
La inundación de 1925 en el municipio, afectó el templo de San Agustín; para ese año, este monumento colonial se encontraba a cargo de la inspección de monumentos artísticos e históricos, que realizaba obras de reparación al templo y exconvento pues estaban totalmente deteriorados, declarándolo monumento nacional el 6 de abril de 1933.
Un acontecimiento importante fue el recorrido que realizó por estas tierras el atleta que portaba la antorcha olímpica de los juegos celebrados en 1968.
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